Ese es uno de los peores momentos por los que puede pasar una persona en cualquier tipo de relación; el saber que nos oyen pero no nos escuchan. Hablamos, hablamos y sentimos que nadie nos escucha, a veces, ni tan siquiera, nos oyen. Evitar esa situación no siempre es fácil, ya que en algunas ocasiones el problema está en que no "sabemos hablar" y la otra persona no "sabe escuchar"; posiblemente por que el tiempo y las malas costumbres han viciado la comunicación.
En Mediación Familiar ayudamos a tender y recuperar esos puentes de incomunicación que provocan tantos problemas, colaborando con las partes para aprender, nuevamente, a escuchar y a expresar todo lo que sienten de una manera asertiva y no agresiva.